Esta Región establece una diferencia entre sus identidades largas, que son aquellas que se han construido históricamente, de aquellas que se construyen actualmente por medio de los procesos globalizadores, llamadas identidades cortas. Entre las identidades largas, se encuentran: las etnias que datan desde hace 10 mil años, principalmente de carácter aymara; la identidad nacionalista que se ha construido a partir de la obtención de la soberanía de las provincias de Tarapacá y Antofagasta por medio de la Guerra del Pacífico; las manifestaciones religiosas que se constituyen como elemento característico de la región; la actividad económica en torno a la explotación del salitre, que marcó un precedente importante en la región en cuanto al posicionamiento de la identidad pampina. En lo que respecta a las denominadas identidades cortas, éstas se encuentran representadas por las nuevas configuraciones político-económicas que afectaron a la región: el establecimiento de la Zona Franca de Iquique, que convierte a esta ciudad en un importante polo de comercio transnacional; el desarrollo de la gran minería de cobre y el establecimiento de nuevos campamentos que atraen a una importante población flotante; los fenómenos globalizadores, que han permitido dinamizar las migraciones provenientes desde Perú, Bolivia y Colombia, desencadenando procesos de multiculturalidad en ámbitos como la gastronomía, fiestas populares o expresiones religiosas.