La distancia entre los hogares y establecimientos educacionales; la superficie de áreas verdes por habitante; el tratamiento de residuos e infraestructura de uso público, están entre los principales aspectos que considera un documento elaborado por el Consejo Nacional de Desarrollo Urbano (CNDU) para servir como guía para construir mejores urbes.
400 metros entre los hogares y los establecimientos de educación inicial, 10 m2 de superficie de parques y plazas por habitante -en un área de influencia de 3.000 metros- y alcanzar un 90% o superior de cobertura por parte de la red de transporte público mayor (Transantiago y Metro), están entre los principales requisitos para mejorar la calidad de vida urbana de las ciudades chilenas.
En este contexto, el Sistema de Indicadores y Estándares de Desarrollo Urbano (Siedu), lanzado recientemente por el Consejo Nacional de Desarrollo Urbano (CNDU), tiene como principal objetivo el medir y evaluar la calidad de vida de las ciudades chilenas, además de cuantificar la efectividad de las políticas públicas en sus aspectos asociados al desarrollo de las urbes, con la finalidad de ayudar al Estado en la tarea de reducir las desigualdades y monitorear el grado de cumplimiento de los objetivos planteados en la Política Nacional de Desarrollo Urbano (PNDU) y los compromisos suscritos con la agenda de Hábitat III.
Como dice Bresciani, son términos que definen lo que hace una “buena ciudad”. “Para poder alinear bien las políticas de ciudad y las reformas del Estado en esta materia, se requiere establecer con claridad cuáles son los estándares que se quieren lograr. Es decir, la nueva métrica con la que se debe medir la efectividad y la calidad de las estrategias de desarrollo urbano. Romper la tiranía de los promedios y cantidades. Normalmente tendemos a medir el éxito sólo en función de cuánto se ha construido: la cantidad de kilómetros de pavimentación o de los metros cuadrados de áreas verdes, entre otros. Ese es el problema, pues no están claras las metas y objetivos en el largo plazo”, asegura el líder del CNDU.
“Es un desafío definir los estándares, porque a la vez se fija un déficit. Entonces, como tema de política urbana o de país, es difícil. A pesar de aquello, es importante tener unos criterios respecto a cuáles son los elementos adecuados. Se trata de una guía respecto a lo que tiene que ser la política de ciudad”, asegura Alfredo Rodríguez, urbanista y académico de Sur Corporación de Estudios Sociales y Educación.
También es importante destacar que el documento ha definido como estándar de calidad de vida y desarrollo urbano a una referencia de resultado asociada a atributos, como herramienta para la focalización, monitoreo y evaluación de políticas públicas en pro de la equidad en el acceso a la calidad de vida y desarrollo de las ciudades.
“Esto nos permitirá atacar el principal problema de las ciudades chilenas, que es la desigualdad. El desafío no tiene que ver con los promedios ni con la cantidad o cuánto se ha construido o invertido. El conflicto está en las brechas entre un lugar y otro. El Estado no suele medir siempre y en forma continua los avances en calidad de vida urbana”, destaca Bresciani.
En cuanto a los indicadores, estos corresponden a una medida cualitativa o cuantitativa derivada de una serie de hechos observados que pueden revelar la posición relativa de un país o ciudad en una cierta área. En el análisis de políticas, los indicadores tienen por finalidad identificar tendencias, alertar sobre temas específicos, establecer prioridades políticas y medir parámetros de desempeño o monitorearlos.
“La propuesta hecha por el CNDU viene a completar un desafío que tenía la PNDU, que junto con anunciar las áreas prioritarias desde el punto de vista de la acción pública para las ciudades, pudiese agregar requisitos que sirvieran de indicadores para empujar la ciudad hacia garantías mínimas”, asegura Genaro Cuadros, director del Laboratorio Ciudad y Territorio de la Universidad Diego Portales (UDP).
A juicio de los expertos, el desafío que resta por resolver tiene que ver con cómo se pueden implementar estos estándares. “Dar respuesta sobre cómo el Estado puede dar garantías a estos estándares mínimos. Esto va a tener que ser resuelto por el Consejo Nacional de Desarrollo Urbano que nombre el nuevo gobierno y los distintos ministerios que están involucrados en la aplicación de estos estándares”, destaca Cuadros.
Es por este motivo que es clave descubrir “de qué manera los ministros, tanto de Transportes, Bienes Nacionales y Obras Públicas, entre otros, se van a articular para poder cumplir con varios de estos requisitos, pues esto implica la integración de dimensiones de diversas áreas”, señala Cuadros.
Entre los estándares propuestos por el CNDU, existen algunos más urgentes por resolver. “La mayoría de los indicadores están relacionados con la accesibilidad a los bienes públicos, algo que tiene que ver con la distancia y el tiempo. Entonces, quizá el otro actor fundamental de esto son las políticas de transporte y movilidad que tengan las ciudades. Es por este motivo que considero que descubrir cómo estos dos términos se articulan es el principal desafío”, manifiesta el académico de la UDP.