Autor: Ximena Bertin
DOM 15 ABR 2018 | 10:35 PM
“No queremos ser una nueva región, queremos recuperar la región que éramos en el pasado y de la cual conservamos algunos servicios”, advierte Yuri Quiroz, vocero del movimiento ciudadano “Yo Amo Región de Aconcagua”. El dirigente se refiere así a la antigua provincia de Aconcagua, la que antes de 1974 -año en que se fusionaron las provincias para crear 13 regiones- funcionaba como un solo territorio, uniendo a San Felipe, Los Andes y Petorca. “Hoy los números nos respaldan para volver a ser región y dejar de ser el patio trasero de Valparaíso. Es una antigua demanda que nació desde la ciudadanía y que cada día se fortalece, por algo ya tenemos el estudio de factibilidad a favor”, señala Quiroz.
Así, los habitantes del valle de Aconcagua han alzado la voz para convertirse a futuro en la región 17, basados en el informe técnico “Proyecto Creación Región de Aconcagua”, que la propia Subsecretaría de Desarrollo Regional elaboró durante dos años. El texto, de 254 páginas, se terminó a fines de 2017, pero fue entregado por el gobierno de la expresidenta Michelle Bachelet a la ciudadanía el pasado 9 de marzo, al finalizar su periodo. El mismo texto también fue entregado por la actual Subdere vía Ley de Transparencia a solicitud de la comunidad. “Hoy, a partir de los estudios de factibilidad de la Subdere nos hemos propuesto profundizar nuestra discusión y cumplir nuestro propósito”, señaló el alcalde de Calle Larga, Nelson Venegas, presidente de la Asociación de Municipalidades de la Región de Aconcagua, formada en 2013 para trabajar por este objetivo común.
El informe fue elaborado en respuesta a la promesa que la expresidenta hizo en Aconcagua durante su campaña en 2013. “El informe concluye que hay argumentos técnicos para validar una decisión política, porque crear una región es básicamente una decisión política. Lo que hace el informe es iluminar esa decisión que tiene que tomar el gobierno de turno, en este caso, el gobierno de Sebastián Piñera”, sostiene el exsubsecretario de Desarrollo Regional del gobierno de Bachelet, Ricardo Cifuentes.
El estudio propone que la mejor opción para la nueva región de Aconcagua es agrupar las provincias de Petorca, San Felipe y Los Andes, dejando a la “región madre” con menos superficie, pero más habitantes (ver infografía).
Finalizado el estudio técnico, le correspondería al gobierno instruir un estudio financiero, como segundo paso del proceso, para calcular el costo de la nueva región. “Vamos a cumplir lo que el propio Presidente ha señalado de estudiar esto de manera seria, y eso supone efectivamente la decisión de elaborar los informes que complementen este primer paso”, dijo el subsecretario de Desarrollo Regional, Felipe Salaberry.
De acuerdo al informe, la nueva región comparte características de ruralidad y una vocación agrícola, minera (Codelco) y de servicios asociados a esas actividades, algo muy distinto a las provincias costeras de Valparaíso y San Antonio, que tienen vocación portuaria y pesquera.
Desde la Corporación Aconcagua Región, que representa a distintos actores sociales, plantean que una nueva división administrativa ayudará al desarrollo de las comunas rurales más alejadas e históricamente desplazadas por la preeminencia de Valparaíso como capital.
“Hay un claro desequilibrio en la distribución de los recursos. Si hoy dividiéramos la región, nuestro aporte al PIB, basado en la minería y la agricultura, es muchísimo mayor al que hace Valparaíso con la pesca. De hecho, este rubro decreció en 12%. Por lo tanto, estamos subsidiando al resto de la región, pero no tenemos el retorno que nos corresponde producto de esta desigualdad”, sostiene Juan Carlos Monasterio, vicepresidente de la Corporación Aconcagua Región.
Como consecuencia, acusan los habitantes de esta zona, el valle de Aconcagua habría sido postergado en términos de inversión pública, redes viales y prestaciones de salud, y tampoco tendrían suficiente representación política que bogue en favor de sus intereses.
“Miramos como lejanos testigos cómo las obras públicas se levantan y concentran en las zonas costeras, lo mismo ocurre con universidades y centros de estudios, entre otros servicios públicos. Resulta ilógico que quienes habiten en Valparaíso o Viña del Mar decidan el destino de quienes vivimos en el interior”, plantea Patricio Freire, alcalde de San Felipe, comuna que podría ser la capital regional, según el informe de Subdere.
Sobre las repercusiones que podría tener la división para la “ región madre”, el intendente de Valparaíso, Jorge Martínez, aclaró su postura, mostrándose abierto a colaborar: “No se trata de estar a favor ni en contra. Es un tema tan complejo y serio que requiere mayor estudio y exige una discusión profunda al interior de la región”.